EBTÚN I

¿Puede una pieza resonar la vida del lugar donde fue concebida?,

¿la luz rosada de la madrugada en que las manos iniciaron su entramado?,

¿la humedad subterránea de la selva donde creció el bejuco que le da forma?,

¿las voces que se conciliaron alrededor de ella?,

¿los cambios que dejó en quienes las emitieron?

Ebtún I, resultado de la primera fase de una investigación que al momento ha resultado en 3 colecciones.

 

El primer acercamiento de Juskani Alonso a la idea de esta colección se da dentro de la reflexión sobre las definiciones de artesanía y diseño y las problemáticas inherentes a cualquier intento de colaboración entre personas que, aunque igual se dedican a crear objetos, son nombradas con títulos distintos: artesano o artesana y diseñadora o diseñador.

Tomando como base principal los planteamientos del filósofo y pedagogo Paulo Freire, el proceso de ideación, diseño y producción de las piezas se llevó a cabo en cumplimiento de una metodología con líneas de participación muy claras:

  •  Comunicación horizontal. Interacción que requiere la construcción de una relación de confianza entre personas que se saben iguales. Se fundamenta en los principios humanos, que, en las dinámicas de trabajo comunes suelen desvanecerse tras los roles de mano de obra y patrón.

  • Respeto por los saberes. Esto implica el entendimiento de que todas las personas saben y tienen algo que enseñar, que el conocimiento académico no es el único ni debe ser el imperante y que toda experiencia es relevante.

  • Valor a la diferencia. Parte de reconocer en la cosmovisión, las formas y las experiencias distintas a las propias, no una distancia sino una riqueza.

  • Hacer haciendo. Exploración mediante el diálogo, en la práctica más que en la teoría. Lo que sucede en un espacio de creación creativa donde cabe el ensayo y el error y la visión y la participación de todos cuenta por igual.

  • Luchar contra las presiones económicas. Para lo que es indispensable procurar los principios humanos y, en este caso, creativos, por encima de los monetarios; sin dejar de considerar que el trabajo de quienes colaboran ha de ser remunerado de forma justa y por igual.

    (La remuneración y la libertad creativa en que surgieron las primeras piezas se dio gracias al apoyo de la beca de Jóvenes Creadores del Sistema de Apoyos a la Creación y a Proyectos Culturales de la Secretaría de Cultura).

 

Fecha: 2021

Exposiciones: Creación en Movimiento, Jovenes Creadores 2020 - 2021, San Ildefonso, México 2022

 

Ebtún –de donde toma nombre la colección– es una localidad del municipio de Valladolid, ubicada bien al centro de la península, donde se trabaja el bejuco y se festeja todos los años, con feria y vaquería, a San Bartolomé Apóstol. Frente a su parque central, en uno de los predios que colinda con la principal calle de entrada al pueblo, se encuentra la casa de Desiderio Kuyoc Kuyoc, maestro bejuquero que se inició en el oficio a través de las enseñanzas de su madre.

Desiderio o Don Elio –como todo el mundo lo conoce– fue quien brindó al desarrollo de las primeras piezas la experiencia con el material y sus formas, así como los ritmos de trabajo aptos para las condiciones del lugar. Comenzar la jornada alrededor de las cuatro de la mañana; sancochar los rollos que se usarán con dos o tres días de anticipación; limpiar el bejuco con cuchillo; utilizar los pies, las rodillas y las manos para dominarlo; parar a comer a las doce y dormir la siesta; retomar el ritmo por la tarde; tejer en serie, acompasar el ritmo, mirar hacia la calle o conversar con el visitante mientras lo hace; seguir hasta terminar.

Fue también a través de Don Elio que Juskani Alonso entró en contacto con Isidro Xooc, con quien se adentró en la selva y vivió todo el proceso de búsqueda y extracción del bejuco. Una vez entendida su proveniencia, lo siguiente fue atestiguar la preparación del material en grandes cazos de agua con sal, donde se cuece por horas, para luego escurrirlo, pelarlo y dejarlo sin espinas.

La comprensión de la forma de estructurar las piezas y el método de tejido se dio durante horas de contemplación, práctica y diálogos en los que, mientras Elio exponía sus saberes, Juskani hacía lo propio con la experiencia obtenida como diseñador industrial. Cargar con libreta, flexómetro y lápiz a cualquier lugar; tomar un concepto y aterrizarlo en una o varias formas; pensar los materiales; resolver su producción; tasar el tiempo y el valor del conocimiento.

La exploración técnica y estética que durante ese proceso inicial tuvo lugar, fue trascendida por mucho, por el encuentro de dos personas, de dos perspectivas, culturas y cotidianidades distintas que se enriquecieron mutuamente. Para el diseñador queda la admiración a la fuerza y maestría de las manos artesanas y, también, a la voluntad y autonomía que descubrió en la organización de tiempos, roles y expectativas de Don Elio y su familia.

De todo un año de trabajo colaborativo en el lugar resultaron las primeras piezas de la colección Ebtún I.

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